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lunes, 25 de noviembre de 2013

Eyaculación masculina

Tras el momento de clímax sexual que experimenta un hombre, la eyaculación, con una alta probabilidad el macho se siente cansado, los oídos le zumban, los ojos le pesan y no se encuentra lejos del sueño. Está sediento y tiene los pulmones inertes y rígidos. Durante la eyaculación experimenta un breve segundo de sensación pero esto implica como resultado largas horas de debilidad, esto no es un placer verdadero.

Si un varón reduce y regula sus eyaculaciones a un mínimo absoluto (10 actos sexuales por 1 eyaculación), su cuerpo se fortalece, la mente se agudiza y mejora de forma notable la vista y oído. Y lo más sorprendente es su amor por su pareja se incrementará extraordinariamente. Y esto sí que es placer verdadero. Es como si no tuviera nunca bastante de ella.

El sexo sin eyaculación es una liberación de la tensión sin explosión, es un placer de paz, relax, calma, tranquilidad, no de violencia, una mezcla sensual y largamente satisfatoria que trasciende de uno mismo. Constituye una sensación de integridad, no de separación, algo  que fusiona y comparte y no un exclusivo y simple espasmo privado.

Para lograr un absoluto control de la eyaculación es a través de la inteligencia, por medio de la mente, así como por una respiración natural abdominal.

La regulación de la eyaculación tiene como beneficios:

1.-Incremento notable de la confianza en sí mismo.
2.-Mayor frecuencia de hacer el amor y más prolongados.
3.-Una compañera/amante satisfecha.
4.-Conservación de la esencia vital.
5.-Estado de armonía de la salud-equilibrio energético (no enfermedades).
6.-Alto grado de relajación mental.
7.-Amor constante y dichoso.
8.-Capacidad casi ilimitada de tocar y amarse la pareja.

Los hombres, en su mayoría, cuando están cansados, prefieren, por lo general, no ser tocados por su mujer por dos simples razones:

a) porque les preocupa no poder satisfacerla.
b) porque desean irse a la cama sin ser molestados.

En el lado opuesto las mujeres, casi en su mayoría, sienten que, raras veces, son suficientemente amadas y acariciadas por su pareja, esto conduce al lesbianismo, buscar amantes o desvía sus afectos hacia animales domésticos que responden de forma  más cálida a las caricias.

Con frecuencia las mujeres confiesan que se giran hacia su propio sexo porque creen  que sólo otra mujer es capaz de comprender la profunda necesidad de caricias, cariño y amor  tan necesitado como ansiado, aunque esto es una de las razones del cambio de tendencia/conducta.

Los seres humanos necesitamos por naturaleza el amor y las caricias en idéntica proporción.

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