Un vagabundo se pone todos los días en la salida de la Catedral de Murcia a pedir limosna con un sombrero de paja. Un día el vagabundo no tenía un sombrero en la mano ni no dos. A eso que se le acerca un hombre super religioso y reputada fama empresarial murciana a la salida:
Empresario.-"Perdone caballero, ¿usted porque tiene hoy dos sombreros?".
Vagabundo.-"Estoy en un sitio estratégico y está tan bien este negocio que he abierto otra sucursal".
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