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miércoles, 30 de abril de 2014

Enfrentado al desastre

Un discípulo le dijo a la maestra Laia.

Discípulo- "Honorable, enfrentada al desastre, ¿qué haces para evitarlo?".

Laia abrió los brazos, inspiró profundamente y dijo con una amplia sonrisa

Laia- "Esto es lo que hay".



Esta pequeña y certera historia habla de la conciencia del desastre.

En el fondo, cuando nos encontramos en una situación que nos parece catastrófica, deberíamos darnos cuenta de que lo que nos sucede no es horrible. Cada cosa que nos pasa es como una maravilla. Estamos en medio de la "cosa" y es "lo que hay".

No debemos llamarlo desastre, debemos llamarlo "la vida" con sus contradicciones, sus crisis y múltiples facetas. En medio de lo que se llama desastre, estamos en "lo que hay".

Ejemplos: Mi relación de pareja está en crisis; "es lo que hay".
               Mis compañeros (jefes) están en contra mía; "es lo que hay".

Con un estado de ánimo semejante, no se evita la vida y sus duros reveses. Al contrario, uno se sitúa en el centro de la catástrofe. Se hace frente al acontecimiento, se dice "es lo que hay" y se vive. En ese momento, el desastre deja de existir. No queda más que la vida, con todo lo que nos trae de evitable y de inevitable. Todo mezclado.

Cuando Laia responde " esto es lo que hay" aceptando el acontecimiento encontrado, no da ningún consejo intelectual. Muestra que está allí, si hay que hablar de desastre, no existe más que uno.

Cuando las personas se quejan de su situación, estoy tentado a decirles "esto es lo que hay" pero las personas están demasiadas encerradas en su sufrimiento o en su problema para aceptarlo. No comprenden que les pueda decir "escucha, lo que te pasa no es una catástrofe, no trates de evitarlo ¡Vive!".

Si alguien no te invita a una fiesta, "es lo que hay". ¿Por qué asimilas este acontecimiento con un desastre?. ¿Por qué lo ves de una manera negativa?.

Es difícil hablarles a las personas del desapego porque en general, están muy apegadas y no pueden liberarse.

Una persona auténtica es precisamente alguien que sabe liberarse de sus ataduras como un barco que viene anclar en un puerto, amarra pero en el momento en que abandona el puerto, suelta amarras que le retienen en el muelle.

1 comentario:

  1. os aconsejo una pelicula

    "Enfrentando a los gigantes"

    nunca es tarde para decirle al gigante de miedo que no es mas poderoso que tu que no es mas poderoso que tu Dios.

    Salmos 3: 1-8

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