Un escultor murciano tenía dos gatos, uno muy grande y otro muy chiquitito. Puso 2 jaulas en su puerta, una grande y otra pequeña. Un amigo pasaba por allí y se quedó asombrado, preguntándole;
Amigo- "¿Por qué usas 2 jaulas? ¡Con una sola habría bastado!".
Escultor- "Pero ¿ cómo?. Así hay una para cada uno".
Amigo- "¡Pero vamos!. De haber puesto una grande habría servido para los dos".
Escultor- " Es cierto. No caí en la cuenta".
El sentido de la lógica.
En esta historia hay dos tipos de lenguaje, el del corazón y el del intelecto.
¿Cómo podría imaginar el amigo el amor que siente el escultor por sus dos gatos?.
El intelecto no tiene cabida en el lenguaje del corazón, el uso del intelecto no tiene razón de ser en aquello que es el orden del amor.
Todos tenemos una puerta que nos corresponde. No podemos pasar todos por la misma, por más grande que ésta sea. No podemos pasar por la de otro.
Un ejemplo son las llaves de San Pedro, lleva tantas llaves porque cada uno de nosotros viene con la suya propia, lo que significa que cada uno de nosotros tiene su propia puerta de entrada (destino). No podemos pasar por la de otro. Cada persona tiene una llave y entra por una sola y única puerta.
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