Un maestro Zen que llegó a Estados Unidos, decía: "Mi corazón arde como el fuego pero mis ojos están tan fríos como cenizas apagadas". Compuso las siguientes reglas que práctico todos los días de su vida.
Por la mañana antes de vestirte, enciende incienso y medita.
Retírate a una hora regular.
Toma alimentos a intervalos regulares. Come con moderación y nunca hasta quedar saciado.
Recibe a un invitado con la misma actitud que tienes cuando estás solo. Y cuando estás a solas, mantén la misma actitud que tienes al recibir los invitados.
Ten cuidado de lo que dices y, digas lo que digas, practícalo.
Cuando se presenta una oportunidad, no dejes que pase de largo, pero piensa dos veces antes de actuar.
NO, lamentes el pasado. Mira hacia el presente inmediato.
Ten la actitud valiente de un héroe y el corazón tierno de un niño.
Al retirarte a descansar, duerme cómo si ése fuera tu último sueño.
Al despertar, abandona de inmediato la cama, como si hubieras tirado un par de zapatos viejos.
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