Cuando las personas no saben hacia dónde van, crean teorías, hipótesis, argumentos que por regla general no llevan a ningún sitio. Solo acallan la conciencia y crean un estado de conformismo vital.
Pero aquellos que tienen un propósito en su vida, que saben lo que quieren, que han conocido quienes son y hacia dónde se dirigen, ponen su mirada en las cosas que prevalecen, sabiendo que nada está en sus manos pero con la certeza y la seguridad de que no han dejado el control de su vida en otras personas y que todo lo que acontecerá será lo mejor y más excelente, siendo sus propias acciones las que les conducirán para bien.
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