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sábado, 9 de julio de 2022

LIBERTAD

Pues, ¿Qué cosa mejor puedes desear que liberarte de la esclavitud, que es insoportable a todo el mundo y de la que hasta los esclavos más desgraciados, nacidos en tan miserable condición, tratan de librarse por todos los medios posibles? Para ello dan todo cuanto han economizado a fuerza de privaciones. ¿No querrás, pues, adquirir la libertad a cualquier precio cuando crees haber nacido libre? ¿Por qué miras el arca? La libertad no se puede comprar, y en vano se empela esa palabra en los contratos, porque los que la venden no la tienen y, por consiguiente, tampoco los que la compran. Tú mismo tienes que dártela; tienes que pedírtela a ti mismo. Comienza por desprenderte del temor a la muerte, que es el primer yugo que se nos impone; deshazte en seguida del temor a la pobreza, y para comprender que no es un mal, compara el semblante del pobre y del rico: verás que el primero ríe con más frecuencia y con mayor franqueza; no tiene preocupaciones en el corazón y, si le alcanza algún pesar, pasa pronto como una ligera nube. Pero los llamados felices solo tienen una alegría aparente o una profunda tristeza, que se revela en medio de los placeres y que es tanto más desagradable cuanto que están obligados, con sobrada frecuencia, a mantenerla oculta y aparentar satisfacción, mientras sufren mil contrariedades que les roen el corazón.

Séneca




 

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