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martes, 30 de mayo de 2017

Mis hijos

En mi colegio, religioso, las misioneras que venían de África nos enseñaban fotografías de aldeas con niños de barrigas hinchadas y caras alegres, posaban para la foto junto a ellas. Siempre me pareció una gran labor ayudar a que el mundo para esos niños sea más agradable.
De esto han pasado ya muchos años y la situación no ha cambiado nada, o casi nada pues según la ONU: "Hay “una tendencia positiva que muestra una caída global de las personas que padecen hambre en más de 100 millones a lo largo de la década pasada y en más de 200 millones desde 1990-92”, dice la edición 2014 del reporte titulado “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo”, yo diría que incluso está peor pues ahora a los niños de Mozambique hay que sumar los de otros lugares, incluso al vecino de tu barrio.


Me pregunto, ¿no se iba a solucionar el hambre en el mundo con los alimentos transgénicos?
Una vez más, como tantas, se utilizan argumentos éticos y de bien común para algo que solamente está llenando los bolsillos de unos pocos a costa de no sé sabe muy bien qué bien común...
A todo esto, ¿qué futuro les espera a mis hijos? todo esto ha comenzado con esta pregunta, un tanto egoísta, pero me salió del alma al ver de nuevo las imágenes del hambre.

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