Estar
bien, no estar equivocado, tener la razón de nuestra parte, no haber cometido
un error, es otra necesidad muy fuerte para las personas.
Realmente es una
forma de avaricia de caricias, el temor a no tener suficientes. A menudo no les
importa ni la persona que está a su lado. Lo único que parece importar es la
validación; que prevalezca lo de uno mismo, tener la razón, que sea demostrada
la validez.
La necesidad de aprobación o de ser validado es, de hecho, una
variación de la necesidad de caricias. Cuando cometemos un error o cuando
estamos equivocados en una discusión nuestro Yo Crítico nos bloquea con
caricias negativas si admitimos estar equivocados; por consiguiente, nos
aferramos a nuestras opiniones, estemos acertados o equivocados.
Frecuentemente, las personas incluso continúan argumentando algo que poco a
poco se van dando cuenta de que es incorrecto. Aún entonces no pueden parar, ya
que tomaron una postura y admitir su error sería una amenaza de pérdida de
caricias positivas y un ataque del Yo Crítico. Este temor está tan presente que
ha llegado a ser una forma de vida para algunos: «Una vez adoptada una postura,
debe ser siempre defendida tanto si es correcta como si no lo es», ya que
cambiar de opinión es un signo de debilidad e indecisión, un mal ejemplo para
otros que necesitan aprender a ser consecuentes. Esto es cierto en la política,
en los negocios, en asuntos familiares, en las relaciones y en la educación de
los niños.
El último año de la guerra de Vietnam todo el
esfuerzo de Estados Unidos se hizo para salvar la cara nacional, ya que la opinión mayoritaria
era que se trataba de una guerra insignificante que podía no ser ganada.
El
orgullo de los políticos elegidos (en la mayoría de países) fue la causa de decenas de miles de
muertes (guerras) y una miseria sin fin, tanto para los perdedores como ganadores,
y algunos de esos mismos políticos (y descendientes) aún continúan defendiendo la validez de ese
horrible error.
Un proceso similar ha ocurrido recientemente, cuando la
administración Bush se encontró atrapada en una situación imposible en Irak, ya
que no podía admitir que estaban equivocados cuando aseguraban que Saddam
Hussein poseía armas de destrucción masiva. En vez de asumir su error, la
administración Bush siguió hundiéndose en un problema que de hecho minó su
autoridad al menos tanto como lo hubiera hecho el admitir su error.
Las
personas usan los juegos de poder para adquirir estos caricias artificialmente escasos
«artículos sentimentales» (estar bien, amor, reconocimiento, libertad) en la misma forma
que juegan al poder para conseguir los bienes realmente escasos como la comida, agua, vivienda, protección sanitaria y el dinero. Estos «artículos sentimentales» son sólo insuficientes
por la actuación del Yo Crítico, y pueden ser liberados, creando comunidades
de personas cooperativas en las que el Yo Crítico no ande suelto.
En estas comunidades cooperativas los juegos de poder y las relaciones de reciprocidad del Yo Crítico no son permitidas, las caricias son abundantes y las personas están más interesadas en ser sinceras y en estar bien.
En estas comunidades cooperativas los juegos de poder y las relaciones de reciprocidad del Yo Crítico no son permitidas, las caricias son abundantes y las personas están más interesadas en ser sinceras y en estar bien.
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