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miércoles, 22 de julio de 2015

Tener la razón: doble error humano

Estar bien, no estar equivocado, tener la razón de nuestra parte, no haber cometido un error, es otra necesidad muy fuerte para las personas. 

Realmente es una forma de avaricia de caricias, el temor a no tener suficientes. A menudo no les importa ni la persona que está a su lado. Lo único que parece importar es la validación; que prevalezca lo de uno mismo, tener la razón, que sea demostrada la validez.

La necesidad de aprobación o de ser validado es, de hecho, una variación de la necesidad de caricias. Cuando cometemos un error o cuando estamos equivocados en una discusión nuestro Yo Crítico nos bloquea con caricias negativas si admitimos estar equivocados; por consiguiente, nos aferramos a nuestras opiniones, estemos acertados o equivocados.

Frecuentemente, las personas incluso continúan argumentando algo que poco a poco se van dando cuenta de que es incorrecto. Aún entonces no pueden parar, ya que tomaron una postura y admitir su error sería una amenaza de pérdida de caricias positivas y un ataque del Yo Crítico. Este temor está tan presente que ha llegado a ser una forma de vida para algunos: «Una vez adoptada una postura, debe ser siempre defendida tanto si es correcta como si no lo es», ya que cambiar de opinión es un signo de debilidad e indecisión, un mal ejemplo para otros que necesitan aprender a ser consecuentes. Esto es cierto en la política, en los negocios, en asuntos familiares, en las relaciones y en la educación de los niños.

Cuando el poderoso admite que se ha equivocado, hacerlo merma su autoridad sobre los menos poderosos a los que desea dominar. Salvar la cara es un aspecto de la necesidad de estar en lo cierto.

El último año de la guerra de Vietnam todo el esfuerzo de Estados Unidos se hizo para salvar la cara nacional, ya que la opinión mayoritaria era que se trataba de una guerra insignificante que podía no ser ganada.

El orgullo de los políticos elegidos (en la mayoría de países) fue la causa de decenas de miles de muertes (guerras) y una miseria sin fin, tanto para los perdedores como ganadores, y algunos de esos mismos políticos (y descendientes) aún continúan defendiendo la validez de ese horrible error. 

Un proceso similar ha ocurrido recientemente, cuando la administración Bush se encontró atrapada en una situación imposible en Irak, ya que no podía admitir que estaban equivocados cuando aseguraban que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. En vez de asumir su error, la administración Bush siguió hundiéndose en un problema que de hecho minó su autoridad al menos tanto como lo hubiera hecho el admitir su error.

Las personas usan los juegos de poder para adquirir estos caricias artificialmente escasos «artículos sentimentales» (estar bien, amor, reconocimiento, libertad) en la misma forma que juegan al poder para conseguir los bienes realmente escasos como la comida,  agua, vivienda, protección sanitaria y el dinero. Estos «artículos sentimentales» son sólo insuficientes por la actuación del Yo Crítico, y pueden ser liberados, creando comunidades de personas cooperativas en las que el Yo Crítico no ande suelto. 

En estas comunidades cooperativas los juegos de poder y las relaciones de reciprocidad del Yo Crítico no son permitidas, las caricias son abundantes y las personas están más interesadas en ser sinceras y en estar bien.

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