La
hiperconectividad (móvil, ordenador, tablet etc) satura y, en ocasiones, genera problemas. Por ello,
es muy relevante y necesario aprender a seleccionar los tiempos de
desconexión. Puede parecer fácil, pero en los tiempos actuales no
lo es.
La desconexión significa renunciar a dar prioridad a la
comunicación digital. Significa otorgar a la máquina un papel
secundario respecto a las personas con las que estamos
presencialmente. Y casi nunca lo hacemos. Fijémonos en las conductas
cotidianas con nuestros móviles, tablets o PC. Cuando estamos
conversando con alguien y suena el aviso de un mensaje atendemos
inmediatamente a la pantalla. Cuando entramos en un avión lo último
que hacemos es apagar el teléfono (porque nos obligan), y lo primero
que hacemos, antes de salir de la aeronave, es encender
nuestro smartphone.
De forma habitual se producen situaciones donde el uso de la
tecnología es disfuncional socialmente, incluso maleducada. Recuerdo
que en la celebración de una oposición en un concurso a cátedra
universitaria, tres de los cinco miembros del tribunal estaban más
atentos y preocupados por el aparato tecnológico con el que estaban
conectados que con la exposición que realizaba la persona opositora.
En otra ocasión cenando con unos amigos, uno de los comensales fue
recriminado porque su dedicación al teléfono móvil era tan
abrumadora que nos hizo sentir incómodos y ninguneados a quienes
allí estábamos.
cierto!!
ResponderEliminarla tecnología podrá acercar a los que están en la lejanía pero hay que ser astuto para evitar la separación de lo que tenemos cerquita.