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miércoles, 6 de agosto de 2014

Actitud optimista

Los problemas nos acechan a cada paso, son inevitables. Sin embargo, la respuesta a estos estímulos depende de la idiosincrasia de cada persona y libertad individual, ante un mismo hecho puede provocar diferentes respuestas por distintos individuos.
En efecto, una cosa es el hecho objetivo que ocurre para todos/as y otra es la interpretación subjetiva de ese hecho, que es individual y que está mediatizada por la historia personal, la educación, la cultura a la que pertenece cada individuo, sus gustos, capacidades, miedos, etc.


Ser optimista inteligente no es ver la vida de color de rosa, negando la realidad y pasando a la acción desde la ingenuidad, la irresponsabilidad y la alegría tonta.

El optimista inteligente ve la realidad y la acepta pero elige el optimismo como actitud para enfrentarse a ella, así como comportamientos activos para que las cosas mejoren, pues “sabe” que desde ese prisma podrá poner en marcha todo su potencial creativo, su disposición mental más resolutiva, sus cualidades e iniciativas para dar con la mejor manera de afrontar las vicisitudes de la vida, pues los optimistas (se entiende, optimistas inteligentes), tienen expectativas de resultados positivas, es decir, esperan que el futuro deparará más éxitos que fracasos.

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