Lo fundamental del juego es que no sirve a ningún otro propósito.
Los buenos jugadores evalúan el juego en función de los beneficios. Si nos vemos acosados por el conocimiento de nosotros mismos, si estamos obsesionados por los resultados o temerosos ante los juicios de los demás, nuestra capacidad de disfrutar se ve inevitablemente comprometida.
En los niños, el juego es algo natural mientras los adultos simulamos que algo es real cuando sabemos con total certeza que no lo es, por eso el se convierte en el ultimo de juego que podemos permitirnos, en un puente hacia nuestra niñez.
Al hacer el amor, podemos recuperar el dinamismo absolutamente libre de inhibiciones del sueños que llevamos dentro, quién aún no ha desarrollado la conciencia de sí mismo ante la mirada juzgadora de los otros.
El erotismo, cultivo de la excitación, es la búsqueda intencionada del placer.
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