Idioma

viernes, 2 de mayo de 2014

La camisa del hombre feliz

Os presento aquí una versión del famoso cuento de León Tolstoi hecha por Zum-Zum Teatre:

En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivía un zar que cayó gravemente enfermo.

Ni los médicos de palacio, ni tampoco los mejores especialistas del mundo, encontraban remedio a aquella extraña enfermedad.

Le hicieron tomar baños fríos y baños calientes, le dieron jarabes traídos de todos los rincones del mundo, le aplicaron ungüentos y remedios de todo tipo, pero el zar no mejoraba.

Ofrecieron una gran recompensa a quien descubriera el remedio para aquella extraña enfermedad. Hasta que un día, un forastero que pasaba por la ciudad dijo:
"Yo conozco cuál es el mal que padece vuestro zar"
-Este hombre no es feliz-dijo. Y no solamente encontró la enfermedad sino que además propuso el remedio:
-tenéis que encontrar a un hombre feliz y que se ponga su camisa.

Los emisarios reales se dispusieron a buscar la camisa que curaría al zar pero, ¿quién es el hombre o la mujer más feliz del mundo?

Buscaron a la mujer más rica, pero la mujer rica estaba tan preocupada en conseguir más y más dinero y en proteger su fortuna, que no tenía tiempo de ser feliz.

Buscaron a la persona más justa del mundo y cuando la encontraron descubrieron que era un juez corrupto a quien la policía detuvo delante de sus narices.

-El hombre más feliz es el que tiene más poder y que manda más-Pensaron. Y encontraron al general más poderoso del mundo, pero esta vez tampoco acertaron. El general no era feliz, estaba siempre tan ocupado en mantener la superioridad de su país por encima de los demás, que había olvidado ser feliz.

La siguiente visita fue a Hollywood, donde fueron a buscar a la actriz más famosa del universo. Pero al encontrarla vieron que tenía tanto estrés por las entrevistas y sus compromisos profesionales, tanto estrés por las operaciones de cirugía estética, y tanto estrés intentando ser más y más famosa cada día, que no podía ser feliz.

Desesperados y cansados, los emisarios reales volvieron a palacio a llevar la mala noticia al consejo de ministros, pero cuando estaban llegando, pasaron cerca de una cabaña donde vivía un anciano que estaba muy contento. Era una cabaña hecha con cuatro ramas. El hombre no tenía nada.



Cuando los emisarios le preguntaron como era que, sin tener nada, siendo tan pobre, y viviendo en un lugar tan miserable podía estar tan contento, el ermitaño contestó:
-Porque soy un hombre feliz. Sé apreciar lo que tengo y no deseo lo que no tengo.

Los emisarios le explicaron al ermitaño su misión y le pidieron su camisa a cambio de una fabulosa recompensa. Entonces el ermitaño salió de su cabaña y ante la sorpresa de todos dijo:
-Lo siento, os daría encantado mi camisa, pero es que no tengo, no la necesito, voy siempre en calzoncillos.

Los emisarios reales fueron a decirle al zar que su enfermedad no la podía curar nadie, que la tenía que curar él mismo. Y aquel querido zar, que no supo encontrar la felicidad, murió.


Os recomiendo la obra de teatro después de la cual adquirí el cuento para niños (y no tan niños) que acabas de leer, divertida e instructiva

Imagen de la obra de Zum-Zum Teatre

1 comentario:

  1. TU ACTITUD es el Aroma de tu corazón, sí tu actitud apesta, tu corazón no está bien.

    "Jamas salgas del campo sabiendo que no te esforzaste"

    Entrega tu corazón, tu alma y tu ser.

    LA OPINION DE OTROS NUNCA TE DEFINIRÁ.

    ResponderEliminar