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miércoles, 14 de mayo de 2014

Diferencias entre la Meditación CRISTIANA y ORIENTAL 2ª parte

MISTICISMO ORIENTAL

Las prácticas venidas de Oriente, llamadas de  Misticismo Pagano Oriental o de la “metafísica” son experiencias “místicas” provocadas, que engañosamente se consideran estados de unión con Dios. La pregunta me surge; ¿es Dios es el mismo para cualquier humano de este planeta Tierra?,   ¿es único o es múltiple como un prisma, dependiendo del lado de quién lo observe?.


Las formas de meditación orientales son prácticas de concentración profunda algunas con o otras sin oración, llamándolas de diferentes modos (palabras) según las clases divisionarias (Zen Budismos, Hinduismo, etc). 

En la meditación oriental la persona busca en las profundidades del propio yo llegar a un vacío interior y a sentirse “divinizado”, es decir, saber quién eres, no un Dios.

En esa llamada “meditación” oriental o “metafísica”, el meditante se busca a sí mismo, para lograr por sus propios medios una supuesta fusión en el Dios del que se cree parte. No existe tal fusión, en los humanos y cualquier ser vivo de este planeta hay una parte física y otra espiritual que sí son unión y fusión.

Así, la meditación oriental o de la metafísica nada y todo tiene que ver con la Meditación Cristiana. 

En aquélla la persona que “medita” busca llegar mediante técnicas especiales que causan alteración en el estado de conciencia, al desarrollo de poderes mentales y a ciertas experiencias que erróneamente se consideran estados de unión con Dios.


Alguna vertiente de pensamiento occidental considera que el misticismo Oriental son meras experiencias pseudo-espirituales provocadas, en que la persona se siente “divinizada” (palabra confusa y manipulada por intereses espurios) o “poderosa”, son muy distintas a las experiencias de oración cristiana, sea en la forma de Meditación o de Contemplación.


Objetivo importante de la llamada meditación oriental o metafísica es el logro de paz, alegría y felicidad. ¿Es lo busca cualquier ser humano?.


Pero es necesario hacer notar que en esos trances inducidos en los que se busca alterar el estado de conciencia al usar técnicas y métodos especiales, se logra, por ejemplo, un aquietamiento o adormecimiento del cuerpo, de la mente y de los sentidos, al que llaman paz, pero que no debe confundirse con la Verdadera Paz. (Verdad es una palabra subjetiva y restringida). Lo cierto es que ponemos mucho cotos a nuestro sentido del día a día, condicionamientos que restringen nuestros movimientos. ¿Quién es más libre y tiene la verdad?.

La paz se produce como una consecuencia de aceptar la Voluntad de Dios, mientras para otros que no lo maten, otros que no le roben, otros piensan en tener comida cuando quieran comer, beber cuando tengan sed y muchas más cosas. 

Es claro que la Paz Verdadera, ésta última palabra genera muchos conflictos entre las personas, no puede “provocarse”, no puede venir de técnicas, sino de dentro de nosotros mismos. 

La paz es fruto del amor y de la confianza para algunos reside en  la Voluntad de Dios y otros en la propia persona para nuestra vida.

A veces se logra una euforia, a través de ciertas técnicas, que se confunde con la alegría.

Pero, la verdadera felicidad sólo se encuentra en Dios o en ti mismo según la visión de cada persona.

Para la meditación Cristiana establece que el único Ser que puede colmar nuestros anhelos, y se manifiesta en el gozo de quien ama a Dios; es decir quien se entrega a El y a Sus designios, abandonarnos a El y en El, que es nuestro Creador, nuestro Dueño, nuestro Padre.

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