María recibió ayer por fin la llamada que esperaba. No le daban por ahora el trabajo, pero quedaba como candidata por si decidían contratar más personal.
Sintió alivio, ya no tendría que preocuparse por todo lo que supone llevar un trabajo, niños, casa...pero dentro de ella una punzada de decepción.
Ha puesto a prueba todo su entorno con la llamada de que estaba seleccionada para un trabajo. El resultado no ha sido el que ella esperaba, nada de apoyo y nada de comprensión tras la respuesta negativa del trabajo.
Volvemos a lo de siempre: esperar. No debemos esperar que los demás hagan o no hagan lo que esperamos que hagan...parece un juego de palabras pero las reacciones humanas son únicas de cada uno y dependen de muchos factores, no podemos caer en la trampa de que controlamos a otra persona hasta el punto de saber cual va a ser su reacción ante situaciones imprevistas.
Espero terminar la historia con final feliz: María consigue un trabajo bien remunerado que le permite estar con su familia, su marido se esfuerza más en facilitarle la vida y ella se siente realizada en todos los aspectos de su vida
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