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lunes, 15 de septiembre de 2014

El final de un camino abre uno nuevo

Hoy es descubierto que cuanto más me asusta un reto, más me alegro cuando lo supero. Existen pocas palabras más gratificantes en la vida que decir "!lo he conseguido!".

Cada vez que me enfrento a un temor, haciendo aquello que quiero o debo hacer, practico la iluminación cotidiana. 

Resulta que el miedo no es un muro, sino una puerta de acceso a un montón de oportunidades, no es el fin del mundo, sino sólo el principio.

En ocasiones, debo de dar un salto de fe en mi mismo, entonces despliego mis alas en el descenso.

El final de un camino abre uno nuevo.

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